HISTORIA
El legado de Conservas Ramos se remonta a su fundador, quien comenzó la producción y tradición de anchoas en Laredo (Cantabria). Aunque más tarde la empresa se trasladó a Prádanos de Ojeda, Palencia, nunca abandonó sus raíces en Laredo, continuando la elaboración de filetes de anchoa en este lugar.
Hoy en día, son los descendientes de Antonio Ramos quienes lideran Conservas Ramos, conservando los mismos estándares de calidad que sus ancestros en Herrera de Pisuerga, (Palencia).
La tercera generación de la familia es la que actualmente mantiene viva la tradición y el compromiso con la excelencia que han caracterizado a la empresa desde sus inicios.
Con el tiempo, surgió la necesidad de mejorar la presentación y conservación de la anchoa, lo que llevó a la introducción del enlatado con mantequilla. Sin embargo, esta técnica no resultó satisfactoria en términos de aspecto y conservación, por lo que se optó por utilizar aceite como medio de conservación, cumpliendo así con las exigencias de los primeros productores.
Conservas Ramos ha sabido honrar esta rica historia, combinando la tradición con la innovación para ofrecer productos de la más alta calidad. Su compromiso con la excelencia se refleja en cada paso del proceso de elaboración, desde la selección de las mejores anchoas hasta su envasado final.
En un mundo donde la calidad y la autenticidad son cada vez más valoradas, Conservas Ramos destaca como un símbolo de tradición, calidad y sabor inigualables.
Esta tradición perdura a lo largo del tiempo, dejando una huella imborrable en la industria de las semi-conservas de anchoas y en los paladares de aquellos que aprecian lo mejor de la gastronomía española.